El Vrykolakas (también llamado Vovolakas o Vurdulakas) es una criatura muy temida del folklore griego y funge el rol del vampiro en el imaginario de los griegos, y a su vez, también se encuentra relacionado con el mito del hombre lobo tan divulgado en Europa.
Su nombre se deriva del término vúlgaro Varkolak, y es un portmanteau de las palabras "valk", que significa lobo, y "dlaka", algo que significa 'mechón de cabello', por lo que se puede traducir como "el que tiene pelo de lobo". La misma palabra significaba originalmente "hombre lobo".
Curiosamente, la palabra vukodlak es sinónimo para "vampiro" en áreas como Serbia, Bosnia y Montenegro, mientras que en Bulgaria, describre a una sub-especie de vampiro común y corriente.
El mito del Vrykolakas reza que una persona puede transformarse en esta bestia al morir tras una vida sacrílega, ser excomulgado, ser enterrado en campo no santo, o comer la carne de una oveja que haya sido herida por un lobo o un licántropo.
Otra versión del mito especifica que un hombre lobo puede volverse un poderoso vampiro al ser asesinado, y retiene los colmillos del lobo, el cuerpo velludo y los ojos brillantes que poseía al estar vivo; es decir, el Vrykolakas es básicamente, la forma vampírica de un licántropo.
El Vrykolakas es similar a los vampiros del folklore de los Balcanes: no se pudren, poseen distintivo cabello pelirrojo y ojos grises, y 'refrescan' su cuerpo con sangre nueva. Las actividades de un Vrykolakas son siempre dañinas, similares a las de su naturaleza como licántropo vivo, pero con poderes sobrenaturales comparables a los de un vampiro del cine.
Si bien la bestia puede solo salir de su tumba y vagar sin rumbo, también es capaz de manifestar sus poderes vampíricos creando actividad comparable a los de los poltergeist y desatar epidemias en comunidades rurales.
Una característica extraña (y a la vez familiar con el mito del vampiro hollywoodense) es que, el Vrykolakas toca a las puertas de las casas, llamando a los residentes para que salgan a abrir. Si no le responden, se irá sin causar daño, pero si alguien responde el toquido, él o ella morirá unos días más tarde y se transformará en otro Vrykolakas.
Las leyendas también dicen que el ser es asiduo a sofocar y aplastar a sus víctimas al sentarse sobre ellas mientras duermen, similar a los fenómenos de parálisis de sueño y al comportamiento de los vampiros del folklore búlgaro.
El Vrykolakas se vuelve más y más poderoso conforme pasa el tiempo, y las leyendas dicen que el cuerpo debe destruirse lo más rápido posible; y en especial, esta tarea debe realizarse un sábado, que es cuando el vampiro descansa en su tumba.
Para matar al monstruo, se necesita exorcizar la tumba, empalar el cuerpo, decapitarlo, cortarlo en pedazos y finalmente cremarlo, para que el Vrykolakas no vuelva a despertar.